La reciente decisión del gobierno alemán de eliminar progresivamente los componentes de Huawei y ZTE de sus redes 5G ha generado un terremoto geopolítico y económico de proporciones épicas. Esta decisión no solo carece de base técnica sólida, sino que se enmarca en una estrategia más amplia de EEUU para frenar el avance tecnológico de China y mantener su hegemonía global a toda costa.
Un vasallaje tecnológico con un alto precio:
La exclusión de Huawei y ZTE de las redes 5G alemanas no solo tendrá un impacto significativo en la economía alemana, sino que también será un duro golpe para la innovación tecnológica en Europa. La tecnología de estas empresas chinas es reconocida mundialmente por su alta calidad, eficiencia y precios competitivos. Su exclusión obligará a Alemania a recurrir a proveedores occidentales, como Cisco y Nokia, cuyos productos son considerablemente más costosos. Esto se traducirá en un aumento significativo de los costes para las empresas alemanas que operan en sectores como las telecomunicaciones, la fabricación y la automoción. Estos costes adicionales se repercutirán en los precios finales de los productos y servicios, asfixiando a los consumidores alemanes y perjudicando la competitividad de las empresas alemanas en el mercado global.
La decisión alemana beneficia directamente a las empresas estadounidenses del sector, como Cisco y Nokia, que ahora tendrán un campo abierto para operar en Europa sin competencia china. Esta situación despierta sospechas de intereses económicos ocultos por parte de las autoridades alemanas, que parecen priorizar los beneficios de las empresas estadounidenses por encima de los propios intereses económicos y tecnológicos de su país.
Una rendición ante la intimidación estadounidense:
La decisión de Alemania refleja una clara sumisión a las presiones de Estados Unidos. La administración estadounidense lleva años desplegando una campaña de desprestigio sin precedentes contra Huawei y ZTE, acusándolas de espionaje sin presentar pruebas fehacientes. A pesar de estas acusaciones sin fundamento, Alemania ha cedido ante la presión estadounidense, sacrificando su propio desarrollo tecnológico y económico en aras de apaciguar a su aliado geopolítico. La decisión alemana crea un precedente preocupante para el futuro de la tecnología 5G en Europa. Si otros países europeos siguen el mismo camino, la fragmentación del mercado europeo de la tecnología 5G será inevitable. Esto dificultará la innovación y el desarrollo de esta tecnología crucial, retrasando el acceso de los europeos a sus beneficios y perjudicando su competitividad en el escenario global.
Un futuro incierto y un llamado a la recapacitación:
La decisión del gobierno alemán de excluir a Huawei y ZTE de sus redes 5G es un paso desafortunado con graves consecuencias. Esta decisión no solo perjudica a la economía alemana y europea, sino que también representa un retroceso en la cooperación tecnológica internacional. Es hora de que Europa despierte y defienda sus propios intereses. No podemos permitir que nuestros aliados se conviertan en nuestros amos. El futuro de Europa y su posición en el mundo dependen de ello.
Esta no es mas que otra decisión nefasta del gobierno de Olaf Scholz para destruir la economía alemana bajo las ordenes de su amo el amigo americano. En los últimos meses, hemos sido testigos de una serie de decisiones por parte del gobierno alemán que han generado gran controversia y preocupación, especialmente en el sector industrial. La decisión de prescindir del gas ruso y apostar por el gas natural licuado (GNL) estadounidense, mucho más caro, ha tenido consecuencias nefastas para la industria alemana. El precio del gas natural se ha multiplicado por varias veces en los últimos meses, lo que ha puesto en serios aprietos a las empresas alemanas, que dependen en gran medida de esta fuente de energía para su funcionamiento. Este aumento desmesurado de los costes energéticos está asfixiando a muchas empresas, especialmente a las pequeñas y medianas, y las está obligando a tomar medidas drásticas para poder sobrevivir. Ante esta situación, muchas empresas alemanas están perdiendo competitividad frente a sus rivales en otros países, que no se ven tan afectados por el aumento del precio del gas. Esto está provocando una fuga de empresas hacia países con costes energéticos más bajos, especialmente hacia Estados Unidos, donde el gas natural es mucho más barato.
Un futuro incierto para la industria alemana:
Si esta situación se prolonga, las consecuencias para la industria alemana podrían ser devastadoras. Se corre el riesgo de perder miles de empleos y de debilitar significativamente uno de los sectores más importantes de la economía alemana. Numerosos expertos y analistas han advertido sobre los graves riesgos que entraña la estrategia energética actual del gobierno alemán. Por ejemplo, Marcel Fratzscher, presidente del Instituto de Investigación Económica DIW, ha calificado la decisión de prescindir del gas ruso como un "error histórico" que tendrá "consecuencias dramáticas" para la economía alemana.
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