Mientras la economía mundial se tambalea por la debilidad de la demanda externa y la saturación de la deuda en manos de inversores y familias estadounidenses, la Reserva Federal (Fed) parece tener un plan bajo la manga: facilitar la financiación del Tesoro sin necesidad de recurrir a la impresión directa de dinero.
¿Cómo? Permitiendo a los bancos aumentar sus tenencias de bonos del Tesoro. En otras palabras, la Fed estaría inyectando liquidez al sistema financiero para que sean los bancos, y no la propia institución, los que compren la deuda pública.
Imaginemos un banco como una empresa cualquiera. Para realizar sus actividades, necesita capital, que se compone de sus propios recursos (por ejemplo, las acciones vendidas a los inversores) y de la deuda que obtiene de otros bancos o entidades financieras. La cantidad de deuda que un banco puede asumir está limitada por sus recursos propios, ya que si no, estaría en riesgo de quiebra. Esta relación entre deuda y recursos propios se conoce como apalancamiento.
Los bancos también tienen un balance, donde se registran todos sus activos (lo que les debe dinero) y pasivos (lo que deben a otros). La normativa bancaria establece que el tamaño del balance de un banco no puede ser mayor que un determinado número de veces sus recursos propios. Esto se conoce como requisito de reservas.
En resumen, el volumen de activos que un banco puede tener en su balance está limitado por sus recursos propios y por los requisitos de reservas. Esto incluye todo tipo de activos, desde préstamos a empresas hasta inversiones en acciones, pasando por la compra de bonos del Tesoro.
La Fed y la exclusión de los bonos del Tesoro:
La Reserva Federal (Fed) tiene la capacidad de modificar la normativa aplicable a los bancos, incluyendo los requisitos de reservas. En el caso de los bonos del Tesoro, la Fed puede excluirlos temporalmente del cálculo del apalancamiento y de los requisitos de reservas.
Esto significa que, durante ese tiempo, los bancos podrían comprar cantidades ilimitadas de bonos del Tesoro sin que ello afecte a su capacidad de conceder préstamos o realizar otras inversiones.
La Fed ya aplicó esta medida entre abril de 2020 y marzo de 2021 como respuesta a la crisis económica provocada por la pandemia de COVID-19. De esta manera, se facilitó la financiación del Tesoro estadounidense sin necesidad de que la Fed imprimiera más dinero (lo que se conoce como expansión cuantitativa).
Un plan plagado de peligros:
Más inflación: Aumentar la liquidez en el sistema solo puede conducir a un mayor gasto y, por ende, a un aumento de la inflación. Esto perjudicaría especialmente a los más vulnerables, quienes ven cómo el poder adquisitivo de sus ahorros se diluye.
Este sistema podría permitir a los bancos comprar deuda infinita ya que esta no necesita estar respaldada por recursos propios lo que no la limita, es crear dinero de la nada infinitamente, ¿que podria pasar?
Desincentivación del ahorro: Si la Fed facilita la financiación del gobierno sin tener que imprimir dinero, ¿qué incentivo hay para ahorrar? Esta medida podría erosionar la cultura del ahorro, un pilar fundamental para la estabilidad económica a largo plazo.
Puede aumentar el apalancamiento de los bancos, lo que los hace más vulnerables a las crisis financieras. Esto seria hacer patadón a adelante y seguir echando gasolina a la crisis que se avecina próximamente.
Opacidad y falta de control: Este "as en la manga" se presenta como una solución opaca y poco transparente. Se trata de una medida que no ha sido debatida públicamente ni aprobada por los representantes del pueblo, lo que genera desconfianza y preocupación.
En definitiva, la Fed parece estar dispuesta a sacrificar la libertad económica y el bienestar de los ciudadanos para evitar un impago de la deuda pública. Esta estrategia a corto plazo podría tener consecuencias nefastas en el futuro, como una mayor inflación, una menor inversión y un debilitamiento del sistema financiero.
Es hora de decir basta a la política monetaria irresponsable. La Fed debe buscar soluciones sostenibles y transparentes para la deuda del Tesoro, sin poner en riesgo la estabilidad económica y la libertad de los ciudadanos.
Esto es otro clavo en el ataúd donde, para salvar el presente, condenamos nuestro futuro. Cuando caiga la siguiente crisis, que tiene toda la pinta de ser mucho peor que la del 2008, dirán que nada se pudo hacer y que es culpa de los ciudadanos que vivían por encima de sus posibilidades. Estos acontecimientos tan desastrosos no pueden ser un error o algo que no se pueda prever, y empiezo a creer que la próxima crisis que están fraguando es completamente intencionada y dirigida, tal vez para meternos las CBDC como la solución de todas las crisis y más recortes sociales a la vez que subidas de impuestos para terminar de hundirnos en la miseria económica, donde los ricos se harán más ricos y la clase media termine de desaparecer para acabar malviviendo, incapaces de poder permitirse una vivienda o un coche. Ya lo avisaron: no tendrás nada y serás feliz. Todo viene de camino, ya llega al presente el peor futuro distópico y será recibido con un sonoro aplauso por los políticos que nos representan. A disfrutar lo votado.
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