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Ceterum censeo politicae ese delendam

Ceterum censeo politicae esse delendam

domingo, 18 de mayo de 2025

La Antártida ha ganado masa de hielo desafíando las narrativas simplistas de los calenteólogos

Los datos provenientes de la Antártida, esa vasta y compleja extensión helada, nos ofrecen un recordatorio, si es que alguno necesitábamos, de la intrincada naturaleza de nuestro planeta y la necesidad de abordar con rigor y sin conclusiones precipitadas las fluctuaciones que observamos.

Informes preliminares, basados en análisis de las mediciones satelitales GRACE y GRACE-FO, indican un incremento en la masa de hielo en ciertas regiones de la Antártida Oriental, particularmente en Wilkes Land y Queen Mary Land, durante el periodo comprendido entre 2021 y 2023. Hablamos de un aumento promedio de unas 108 gigatoneladas anuales. Este dato contrasta, significativamente, con la disminución promedio de 142 gigatoneladas por año registrada en la década anterior (2011-2020).

Para aquellos que hemos insistido en la variabilidad inherente a los sistemas naturales, esta observación no es una refutación categórica de los cambios que se están produciendo a nivel global, pero sí nos obliga a reconsiderar la linealidad con la que a menudo se presenta la narrativa del deshielo antártico. Glaciares que previamente mostraban retroceso, como Totten, Denman y Moscú, ahora exhiben una acumulación de masa notable, posiblemente vinculada a patrones de precipitación inusualmente elevados en estas áreas.

Es crucial entender que este aumento localizado, si bien reduce ligeramente la contribución de la Antártida al aumento del nivel del mar (en el orden de 0,3 mm por año, según las estimaciones), no debe interpretarse como una negación de las dinámicas que operan en otras partes del continente, especialmente en la Antártida Occidental, es sin duda algo que se debe seguir estudiando y debatiendo sin censurar ninguna idea y refutando teorías falsas por muy empeñados que estén los políticos en que sigan en vigor.

Este episodio subraya, una vez más, la complejidad del sistema climático terrestre. Atribuir cada fluctuación a una única causa, especialmente una de origen antropogénico simplista, siempre ha sido una aproximación intelectualmente arriesgada. Los patrones de precipitación, las corrientes oceánicas, la actividad solar y los ciclos naturales internos del planeta juegan roles que aún estamos lejos de comprender en su totalidad.

¡Pero claro! Ahora resulta que donde decían que todo se derretía, ¡hay más hielo! ¿Y todavía quieren seguir vendiéndonos la moto del "calentamiento global" como una verdad absoluta e irrefutable? ¡Ya está bien de tanta manipulación! Para algunos de nosotros, esto no es ninguna sorpresa. Siempre hemos sospechado que esta histeria colectiva sobre el clima no es más que una burda herramienta política orquestada por élites globalistas. Gobiernos que se arrodillan ante directrices supranacionales, imponiendo políticas económicas ruinosas para el ciudadano de a pie, todo bajo la excusa de "salvar el planeta". ¡Mientras ellos se enriquecen a costa de nuestro empobrecimiento! Este pequeño respiro en la Antártida debería ser una llamada de atención: dejemos de lado las narrativas apocalípticas interesadas y exijamos una ciencia climática honesta y sin sesgos políticos. ¡Ya basta de que nos tomen por tontos!